Rodeado

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En Maldición de Guerra

Siento cómo el alma escapa de mi ser. Es una sensación inquietante, algo que no había sentido jamás. Cada vez que despierto, siento que mi mente se desmorona. Mi cuerpo es cada vez más lento y los felinos suponen una amenaza cada vez mayor. Desde la vista que tengo de las playas, me llega un rojo sangrante del puerto. Puede que pronto mi vigilancia no sirva para nada. Noto cómo me falla el cuerpo y mi alma va a la deriva. Siento que no tardaré en abandonar este mundo. Perdóname, Wallace. He fallado. – Antonio Guerra