Almeda

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Juro que hoy vi a Almeda, con un madero atravesado en el pecho, el mismo Almeda al que tiraron por la borda seis días atrás. Allí estaba: pálido, hinchado, mascullando incoherencias, pero seguía siendo el mismo Almeda con que el compartí el caos. Hui de esta espantosa aparición cuando intentó golpearme con sus putrefactos puños. Ignoro qué tierra encontramos, pero no es la tierra prometida de nuestros sueños. Es solo un purgatorio, solo la promesa de un nefasto castigo. Joan Caron Carretero de la expedición de inspección de la capital Sobreviviente del naufragio del "Puro coraje".