La segunda revelación

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Lo que vino después

A cambio de sueño, busco la sabiduría de los dioses. Aunque noche tras noche me siento a los pies de Sutekh, no puedo entender las visiones que me acechan. Ni la infinita sabiduría de lo divino me consuela. Atisbo mares rojos ardientes, la tierra jadea y las plantas se convierten en ceniza. Me despierto con agonía. Nadie más parece escucharme o verme. La ciudad guarda silencio en la fría luz de la mañana. ¿Estaré tanteando la iluminación, o la locura? - Imhotep, visir de los dioses